Sé por qué me gustan tanto las casas abandonadas, es porque yo también estoy DERRUMBADA, DESTRUÍDA, ARRUINADA, DESTROZADA... ¡ABANDONADA!
¡Sobrevivo atrapada en un baño de sombras! Mi mundo es un conjunto de telas hechas jirones, cristales rotos, escombros... pedazos de espejo en el suelo, partes de mí esparcidas por todas partes, mi corazón aniquilado, mi imagen distorsionada como en una pesadilla cruel. Y es que aquí las pesadillas se hacen realidad y nunca terminan. Aquí, entre estas paredes a punto de caer, la canción más triste sigue a un silencio demoledor. Mientras, el hueco de la escalera me llama insistente: "¡ven, yo sí que te quiero!".
En mi interior también habitan muchos fantasmas, algunos tienen nombre: Dudas, Desolación, Dolor, Llanto, Espanto, Desesperación, Esperanza Moribunda y Jodida Devoción. ¡Qué feos son! Horribles, aunque pueda ver la belleza de la fealdad y aunque fantasee con poder ser feliz en mi desgracia (si es que es posible). Yo también soy un fantasma, un alma en pena, de las que arrastran cadenas y lloran desconsoladas.
Aquí en este lugar sobrecogedor pienso en la chica que murió, en el amor que no volvió...
Soy una sombra de lo que fui, mi pasado y lo que pude ser son mejores de lo que soy... y en mi imaginación todo es siempre mejor pero son sólo sueños rotos.
A pesar de la soledad algunos todavía vienen a verme. Algunos (los que menos) piensan en cómo devolverme a la vida, otros se acercan a mí sólo por el morbo de ver de cerca la destrucción (sin comprenderla), otros susurran que deberían demolerme del todo y muchos entran en mí para destrozarme aún más... destrozo sobre destrozo. ¡Ya casi no queda nada de mí! Voy a desaparecer en esta oscuridad... van a acabar conmigo.
Tú que vienes a mí, ¿sabes cuánto peligro hay en mi corazón? Todo se cae a pedazos. Tú también puedes caer aquí y ¡nadie te encontrará jamás!
A través de la ventana rota, una enorme luna brilla en la oscuridad... ¿Será que queda algo? Lux in tenebris lucet et tenebrae eam non comprehenderum.
La pena me mata. Dos estampas de santo sobreviven entre el horror, las rescato de entre las ruinas: San Expédito, el santo de las causas urgentes, patrón de los afligidos y los desesperados, ¡ayúdame! yo estoy afligida y desesperada y necesito una pronta salvación... siento que no puedo más. San Juan...dále fuerza a mi voz, ¡lévantame!
Una tela horrible, sucia y rota cuelga de las desnudas vigas del techo, me envuelve y me atrapa como una telaraña, se transforma en un sudario. Los fantasmas susurran y mi cuerpo se estremece por los sollozos sin control. Mis ojos observan mi alrededor, a través de un velo de lágrimas veo que los desechos son un cementerio. Aquí duerme el pasado, aquí está enterrada la ilusión, los sueños, los amores perdidos, lo mejor de mí...
El pasado no volverá y el futuro no existe. Nada queda.
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