jueves, 27 de diciembre de 2012

EL TEATRO ABANDONADO

Teatro United Artists (Detroit)
Paso por delante a menudo. A veces, por la calle, me desvío de mi camino, hago trayectos y rodeos innecesarios sólo para verle, cualquier excusa es buena. La atracción me domina, no me puedo resistir. Le observo desde más lejos, desde más cerca... lo contemplo desde todos los ángulos posibles, memorizo cada detalle... Es el protagonista de algunas de mis fantasías más locas. Sueño con él, dormida y despierta. Lo miro con intensidad y le digo: "Serás mío" como si se tratara de un conjuro, en cierto modo lo es. Parece inalcanzable, es verdad, pero debería ser mío. La gente que puede tenerlo no lo aprecia y deja que se pierda bajo la mano castigadora del tiempo y del olvido. Pero ahí estoy yo y siento que soy la elegida, quien debe rescatarlo. 
Estoy hablando del teatro abandonado. 
Un edificio enorme con una hermosa fachada con rostros ilustres esculpidos que recuerdan a grandes artistas de antaño. Una de las ventanas ha perdido el cristal y me pongo de puntillas para observar lo que hay dentro pero sólo alcanzo ver algunas prendas arrugadas y me pregunto si serán de alguna representación...
Las puertas están enmarcadas en arcadas y protegidas por persianas de reja que durante años no se han vuelto a abrir. Una vez me acerqué a una de esas persianas, pasé la mano por entre la reja y empujé la puerta de cristal que se encontraba detrás. Se abrió. Con facilidad. Estaba esperando. Ninguna llave tras la persiana protegía la entrada. "¿Lo ves?"- le digo sonriendo- "me toca a mí abrirte de nuevo. Yo soy tu salvadora" Pero la persiana es un obstáculo demasiado importante.

La decadencia puede ser seductora, es tan trágica, tan misteriosa... Me interesan los lugares abandonados. He entrado en casas abandonadas con gran fascinación pero no he tenido el placer de entrar en un teatro abandonado. Se mezclarían varios deleites: el edificio abandonado, el teatro... y lo paranormal, porque ya se sabe, en todos los teatros hay fantasmas y más si éstos son viejos y están abandonados.

Los teatros, sobretodo los antiguos, suelen ser muy hermosos. Los arquitectos sabían que un teatro es un templo y por lo tanto, es digno de ser bello e inspirador.
Imagino la platea con butacas destrozadas, algunas de ellas tal vez desaparecidas. Visualizo el escenario enorme, vacío o tal vez con restos de algún decorado o herramientas de tramoya. Quiero subir a ese escenario, quiero representar un papel ahí, escuchar mi voz entre sus paredes y actuar para un público invisible mientras los fantasmas de los actores que actuaron ahí me observan desde un rincón y susurran la réplica. Yo sería Antígona, Ofelia... quién sabe, incluso aprovecharía lo que encontrara en el teatro, restos de vestuario, utilería... Tal vez una capa agujereada o una túnica oscurecida por el polvo y todavía con el recuerdo de la piel de la actriz que la usó. Me dejaría llevar por toda la gama de emociones posibles, lloraría como Fedra por un amor prohibido, cometería un crimen con la ambición atroz de lady Macbeth, sería una divertida Mirandolina, tomaría las riendas de mi vida como la Nora de Ibsen, dando un fuerte portazo... ¡Qué fuerte veo todo eso en mi mente! Incluso puedo ver un telón destrozado, colgando hecho jirones pero aún conservando cierto fulgor de esa época en que se levantaba gloriosamente para abrir una puerta a otra dimensión, para caer después de modo triunfal entre aplausos.
Me pasearía por cada palco y también aplaudiría a todos los artistas que pasaron por ahí alguna vez. Entraría en los camerinos, me miraría en los espejos rotos y polvorientos, enmarcados con bombillas fundidas y vería a mi lado aparecer esos actores y actrices, una vez más, maquillándose para dar vida de nuevo a su personaje. Encontraría tal vez una máscara en un rincón y me la pondría, sintiendo la esencia de quien la usó por última vez, incluso, ese alguien me susurraría su nombre, para que yo pudiera recordar. Una sombra lúgubre se deslizaría a mis espaldas y con un escalofrío me daría la vuelta, reconociendo algún actor ya fallecido que no ha podido abandonar su teatro y que desea recordarme sus ricas experiencias entre aquellas paredes. 

foto de Timothy Neesam

 ¿Qué otros tesoros encontraría? ¿Alguna fotografía en sepia tal vez? ¿Algún guion con anotaciones? ¿Una carta...?
No me cansaría de volver a ese escenario para seguir jugando y alimentándome de todas las emociones que han quedado en el aire. Saludaría al público invisible una vez más. 
Contemplaría las lujosas lámparas cubiertas de telarañas, las traviesas ninfas esculpidas en las paredes siguiendóme con la mirada, preguntándose: "Y ésta quién es? Parece que tenemos visita otra vez tras tanto tiempo!" Observaría el techo adornado con caprichosos adornos y pintado de forma barroca con el color a veces, irreconocible. ¿Cómo dejaron que tanta belleza se estropeara? ¿Cómo se atrevieron a dejar que el arte cesara en ese escenario?
La temperatura bajaría bruscamente y un crujido a mi lado delatarían la presencia de otro fantasma. 
¿Qué curiosos personajes habitarán en el teatro abandonado? ¿Qué artistas aún caracterizados por el personaje que interpretaron? ¿Qué historias me pueden contar?

Dos leyendas recordando el pasado. Gloria Swanson posando en las ruinas del teatro Roxy.
Abro los ojos y vuelvo a la realidad. Soy una actriz que se esfuerza por salir adelante. No tengo muchos recursos económicos pero soñar está permitido y se me da muy bien. Yo sólo quiero actuar, no me importa la fama ni el dinero, eso no tiene nada que ver con la interpretación. Sin embargo miro otra vez la fachada del teatro e imagino una carrera llena de éxitos, reconocimiento, dinero y todas las posibilidades. Se acabarían las penurias y no sólo las dificultades del día a día acabarían, también empezaría una misión de lo más comprometida: volver ese teatro a la vida. Sí, lo compraría y lo reformaría. Le devolvería todo su esplendor.  Lo restauraría con total fidelidad detalle a detalle. Volvería a abrirlo y habría representaciones de todo tipo. Las entradas serían para todo tipo de bolsillos para que nadie se quedara sin ir al teatro. Artistas de todo el mundo vendrían a actuar. El teatro además, tendría su propia compañía y sería la oportunidad para todo tipo de caras nuevas. Empezaría una época de triunfos, giras, revoluciones artísticas. Una oleada bohemia e intelectual lo impregnaría todo. Danza, teatro y música se expandirían con su benévola influencia por toda la ciudad. El teatro tendría sus novedades: también contaría con una sala alternativa para obras de pequeño formato, habría pantalla, proyector y además una completísima biblioteca y sobre todo una academia de Arte Dramático de lo más exquisita. Los alumnos encontrarían una sólida formación que desarrollaría su talento natural hasta el infinito. 
¡Se producirían tantas obras de teatro, tantos conciertos y tantos espectáculos de danza! El impacto de ese teatro renacido sería tan grande que la gente ya no hablaría más de la televisión. Siempre estarían hablando de la última representación de "La gaviota", del estreno mundial de un dramaturgo recién descubierto, del excepcional talento de un actor desconocido hasta el momento, de lo genial de un gran espectáculo de danza o de un concierto inolvidable... Todos estarían esperando las novedades y debatiendo sobre arte. Un extenso público cada vez más cultivado y feliz crecería sin parar. La gente tendría nuevos valores, cada vez más sensibilidad y curiosidad... 
El monopolio que existe hoy día en el mundo del espectáculo quedaría derribado por completo.  Una gran variedad de espectáculos y artistas tendrían su oportunidad. El arte triunfaría por encima de todo.

Miro esa puerta abierta. El teatro habla: "aunque me veas abandonado estoy lleno de vida, las historias que se contaron aquí nunca morirán". Tengo una respuesta: "y se contarán muchas más". Oigo una enigmática música lejana que viene de su interior como cantos de sirena que me invitan a entrar. Me parece ver las luces del teatro encenderse de nuevo, reviviendo para empezar una época mejor que su pasado. Me veo inaugurando ese templo con la ilusión abrasando mi alma. Nuevas formas de arte aparecerían por todos lados.
"Hermoso teatro, quiero devolverte la vida"- digo- "pero antes disfrutaría unos días de ti como estás ahora, para gozar del misterio y la belleza de la ruina. Te conocería, pasaría unas cuantas noches contigo y con todos tus fantasmas, nos conoceríamos tod@s muy bien, tendríamos una bella amistad. Los espectros me darían indicaciones sobre como revivirte. Tendría la bendición de esas almas y actuarían como ángeles protectores en este proyecto tan noble."
Me alejo del teatro abandonado y una vez más repito "serás mío".

foto de Matt Lambros



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