jueves, 7 de diciembre de 2017

LULLABY



Mi vida está muy unida a la música. Escucho música todo el día, estudio música, sueño música...
En mi programa de radio, Arkanum la música es imprescindible, necesaria para crear ambiente e ilustrar cada misterio. Es música ambiental, enigmática... 
Años antes de empezar con Arkanum trabajaba en la radio a jornada completa. Por aquel entonces a pesar de mi pasión por la música y mis gustos tan variados encontraba que lo que sonaba en la emisora era demasiado comercial y carecía de interés para mí que me estaba enamorando con fuerza de la música clásica, mi favorita. Dejé de tener interés en las novedades musicales y no me llamaban la atención la mayor parte de artistas que sonaban en las ondas, algunos grupos incluso me parecían insufribles. Eso no significa que me disgustara todo. La verdad es que algunas canciones de toda la vida son maravillosas y tenía una selección de grupos y cantantes que escuchaba con frecuencia y que intentaba colocar en la programación siempre que podía. En la última hora de trabajo solía ponerme en el ordenador de mi pequeño estudio mis artistas favoritos y las canciones más atrayentes, era un momento en el que estaba sola y gozaba mucho de la música que había elegido en el enorme archivo musical de la emisora. Era un modo especial de terminar la jornada. 
La música sirve para expresarse como cualquier arte, por aquel entonces yo había empezado a estudiar música y soñaba con ser intérprete pero en los momentos en los que estaba en la emisora me expresaba a través de las canciones que había seleccionado ahí mismo, canciones que cuando las ponía yo en la programación muchas veces significaban algo de cómo me sentía o a través de su letra a determinada hora enviaban un mensaje a alguien en concreto. Una canción era un consuelo para una amistad, otra programada en determinada hora era una respuesta a una pregunta que me habían hecho o una opinión sobre un asunto complejo. Puede que entonces yo no estuviera ante el micro pero la canción que había elegido decía mucho de mí en esos momentos.
Hoy estaba pensando en un grupo de rock en concreto que es de mis favoritos y que me ha acompañado toda la vida, en algunos momentos con mucha intensidad: The Cure.
Siempre digo que The Cure me comprenden muy bien. Los descubrí cuando era pequeña. Estaba en el comedor de casa, sola, en un sillón mirando la tele. En el comedor no había mucha luz de modo que el momento tenía un aire aún más misterioso. Empezó por la tv el videoclip de Lullaby. Un impacto. ¡Qué canción! Extraña, hermosa con su sonido hipnótico lleno de misterio y con esa voz susurrante... con un videoclip onírico y asfixiante que le hacía justicia a la canción: un personaje enfermizo e indefenso hundido en la cama y acosado por un alter ego peligroso y siniestro. El malvado hombre araña atacaría. Me sentí muy atraída por The Cure, y yo que me había sentido amenazada por extrañas presencias en la noche vi algunos de mis miedos reflejados en Lullaby. Padezco de parálisis del sueño y no hablé de esto durante años, me resultaba difícil, doloroso, extraño y quería evitar las burlas de los demás. Más adelante, cuando supe más de la parálisis del sueño y vi que era más frecuente de lo que parecía me animé a hablar del tema. Siendo ya mayor y sabiendo inglés pude comprender la letra de la canción, algo que intensificó mi vínculo con ella. Me impacta especialmente el verso: "ya es demasiado tarde para encender la luz." Encender la luz ha sido siempre lo que he usado para escapar de los visitantes nocturnos, lo que conseguía hacer cuando salía de esa horrible parálisis que me impedía moverme y defenderme de los horrendos personajes que aparecían en mi dormitorio. La luz los hace desaparecer. Recuerdo una vez especialmente terrible siendo pequeña en que le di al interruptor pero no se encendió la luz. Había una especie de diablillo animalesco en la oscuridad que soltó una risita maligna en ese momento. Mi única esperanza, la luz, no funcionaba. No fue lo único, sentí los pasos de mi madre detenerse ante mi puerta cerrada como si hubiera oído algo pero no me salió la voz para pedir ayuda y tras una breve espera ella pasó de largo. Estaba sola e indefensa con ese diablillo aunque al final se esfumó.
Otras canciones de The Cure me han marcado aunque no sea lo mismo: One hundred years, Burn, Faith...
The Cure, tan adictivos y versátiles. Siempre me hundo en esa voz magnífica, en los acordes llenos de fuerza... Sonidos que brillan de tristeza, amor, sentido del humor, misterio, rabia, ilusión... Les he escuchado en mis mejores y peores momentos. Saliendo ilusionada de un buen trabajo, acostada en la cama enferma y pasándolo muy mal, en noches estupendas llenas de buena música...
Hace poco tuve un mal despertar y cogí un autobús a las 7 de la mañana. Estaba agotada, triste, tenía miles de cosas por hacer y solamente era martes. Pero al subir al autobús el conductor tenía la radio puesta y sonaba "Friday I'm in love". Sonreí al escuchar esa música. Cambié. Me hizo sentir bien, empezaba el día con algo de alegría gracias a esas notas musicales, era un consuelo, como un abrazo, como una bienvenida. Dejé a un lado parte de mi malhumor y cansancio, la sensación era como encontrarse con una amistad. Además la canción habla de lo larga y pesada que puede ser la semana, justo como me sentía entonces, y es que ya lo he dicho antes, The Cure me comprenden muy bien.


No hay comentarios:

Publicar un comentario