sábado, 19 de octubre de 2013

LA SEÑORA

Esta noche he soñado que iba a un pueblo para rodar un corto sobre un lugar en el que se aparecen espíritus. Era la típica leyenda urbana de la chica que aparece haciendo autoestop en la carretera y al cabo de un rato de recogerla te dice "en esa curva me maté yo" y desaparece. Esta historia es conocida en todo el mundo y en todos los tiempos. Es la dolorosa experiencia de un alma que te advierte de que tengas cuidado al mismo tiempo que intenta una y otra vez volver a su casa. También hay una versión en mi libro "Contes inquietants". 
Por la noche iba de visita a ver el lugar de rodaje, una rotonda con una bonita plaza muy conocida y al lado una fuente con una pequeña escultura de un hombre joven. Ahí había muerto mucha gente por accidentes y eran frecuentes las historias de apariciones. Una amiga me acompañaba. Se sentaba en el bordillo de la rotonda diciendo que estaba cansada y yo sabiendo que es un lugar peligroso le decía que se metiera dentro de la plaza y se sentara en un banco en lugar de quedarse ahí. Ella me hacía caso y entonces yo veía que había recibido una misteriosa foto en mi móvil, era la foto de la misma fuente en la que me encontraba. ¿Quién la enviaba? De pronto veo aparecer en la carretera a una anciana con abundante pelo blanco, con andador y una blusa blanca bordada, era de noche pero llevaba gafas de sol. Me asustó verla pero de pronto se me pasó porque parecía muy amable. Me dijo: "cuidado con quedarse aquí, yo sufrí un accidente y mira cómo estoy ahora". Yo le dije que lo sentía pero al poco rato empezaba a reírme diciendo que por un momento había tenido miedo de que me fuera a decir aquello de "en esta curva me maté yo". Entonces la señora dijo: "bueno..." ¡y desapareció!

1 comentario:

  1. Se me erizan los pelos al leer tu historia. Aunque previsible me produce una gran inquietud. Hasta hace pocos años he sido un tecnicista pero mi amor por la literatura y la fotografía me ha transformado. Ahora solo se que amo tanto la luz como las palabras y hoy solo ansío comprenderte. Me siento incomodo con los misterios, solo quiero que tu me enseñes a comprenderlos.

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