viernes, 24 de mayo de 2013

LA DIOSA PLATEADA


Ante ese portento de diosa, plateada y hermosa yo bailo llena de amor. Esa caricia luminosa me resulta irresistible. Esa reina del cielo me mira amorosa y me escucha con atención. Mientras algunos ven en el amanecer un renacimiento, para mí ese renacimiento llega con la noche. Observo a la diosa vestida de plata y azul, envuelta en enigmáticos velos de nubes, olas del mar celeste.
Una cajita de música nos acompaña con su dulce melodía. Su ternura misteriosa pone música a la oración.
Ver esa enorme luna me recuerda que hay otro mundo, un mundo superior y mejor, aún no contaminado por la brutalidad de los seres inmundos que dicen tener el poder. Yo creo en otro mundo, un mundo puro y hermoso, lo veo en la luna. Yo creo en esa magia. Puedo bailar con los dioses, hablar con los ángeles, tomar un té con los duendes. Yo creo en la belleza y en la creatividad. Creo en ello y lo vivo. No creo en banqueros, no creo en políticos... no creo en esos criminales y su sucio mundo por mucho que nos arrastren hacia la ruina y nos llenen de enfermedades. Hay algo más allá, más fuerte, mejor. Que se queden con sus grises ciudades, sus limitadas máquinas... Yo me rebelo ante su forma de ganar dinero a costa de la sangre de los demás. Hay que ir más allá de algún modo. No nací para ser esclava, yo nací libre, así me ha hecho la luna.
La luna ilumina mis manos, me canta que son para crear, no son herramientas para una producción inhumana. La luna masajea mi mente, me canta para que la libere de tanto dolor y preocupaciones mundanas. La luna acaricia todo mi cuerpo y me dice también cantando, que no es una máquina, es un instrumento para expresar, para ser feliz, para gozar. Sus blancas manos se posan sobre mis hombros. Su gesto es amoroso, protector. Desea curarme de tanto pesar, arrancar de mí la enfermedad que me lanzó una sociedad maligna. ¡Nos alejaron de nuestro camino! pero se puede volver. El ser humano no vino a la tierra para sufrir, para ser esclavo, vino para desarrollarse, para crecer sin parar, vino para realizarse en todos los aspectos. Por eso yo elegí el mundo del arte, despreciado por un sistema asqueroso, un sistema que teme al ser humano creativo y libre, pero no me van a detener, formo parte de ese grupo de personas que van a por lo que quieren... y hay una diosa plateada que me ampara. Su luz de plata lo llena todo y muestra lo que debería tener el mundo y quieren arrebatarle: la abundancia, el amor, la creatividad, la libertad y la belleza.
El brillante rayo de luz cae sobre mí con una bendición. Todo él es amor, todo él es placer. Cada uno de sus brillos es un sueño hecho realidad. La diosa hermosa, la reina del cielo nos regala todos nuestros sueños de amor y realización, seca nuestras lágrimas y nos inspira para nuestras nuevas creaciones. Su luminosidad ilumina en todos los sentidos nuestra mente y como la musa definitiva que es, fecunda nuestra inspiración. Ella es la luz en la oscuridad, nos recuerda que no todo está perdido. Ha venido una vez más y escucha nuestros pedidos, su melancólica y hermosa cara redonda ahora esboza una sonrisa, una vez más con un gesto dulce concede nuestros deseos. Esta noche nos acunará con dulzura, nos regalará una bella noche llena de maravillas, su delicada mano alejará temores y hará que al despertar nuestros dolores hayan cesado y las alegrías llenen nuestro corazón.



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