Creo que la vida tiene bastante en común con un pasaje del terror. Entre otras características es un paseo lleno de sustos, obstáculos, disgustos, sorpresas y personajes de lo más desagradable. Pase lo que pase no hay que distraerse ni perder de vista la meta. Da igual si te gritan o te arañan la espalda, hay que seguir y dirigirse a la salida-meta y en la medida que puedas intentar pasarlo bien.
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