martes, 29 de abril de 2014

A TRAVÉS DE LA OSCURIDAD


Nada calma mi sed ni sacia mi hambre, nada salva mi vida ni consuela mi llanto, nada recoge mis lágrimas ni abraza mi espíritu. Mi vida se rompe contra la desesperación y un velo de oscuridad cubre mis ojos como Edipo sacrificó su vista para no ver más desgracias. Las sombras tiñen mi alma y las velas queman mi corazón. La palidez de mis manos araña cada rincón buscando ayuda, tal vez donde agarrarse cuando todo cae, todo cae...
Un susurro maligno me recuerda que esta es una vida de soledad y abandono aún cuando levantamos una espada en un último gesto de heroísmo que a veces es patético, quijotesco... pero nunca en vano.
Escucho los aullidos de los muertos y decido aislarme del derrumbe del mundo entero. La paz de la soledad.
Las lágrimas son mis fieles compañeras, acariciando amorosamente mi piel apagada. El miedo habita en mi sangre y con un suave quejido me dice: querida, yo siempre estoy contigo.
Acurrucada en la oscuridad pienso que tal vez renazca entre la angustia como en otros momentos de dolor.

Voy a mecerme en las tinieblas, soñando como siempre, viviendo otras vidas paralelas de las que vuelvo con más fuerza. Protegida por la máscara, la música, la danza, los versos... Me dijeron "¡no puedes!" pero resulta que yo puedo ser todo lo que quiera ser, puedo ser todo. A pesar de hundirte en la aflicción, aunque la pena te ahogue, las llamas de lo creativo incendian tu corazón, iluminan tu fuerza. 
Un hondo suspiro entre las sombras me recuerda mi existencia mientras creo un universo nuevo en mi mente.
¿Qué es la realidad? Una pesadilla de la que no me puedo despertar. Un peso horrendo, un dolor agudo. Déjame barrer esta realidad y déjame crear otra porque aunque el mundo sucio que han creado los sucios me esté golpeando yo tengo respuestas, yo tengo otra existencia que no me pueden arrebatar. Un paraíso privado, íntimo, un oasis entre la angustia.
Nada calma mi sed ni sacia mi hambre, nada salva mi vida ni consuela mi llanto, nada recoge mis lágrimas ni abraza mi espíritu.
Voy a ser otra y otro, otra vez, en otra parte, voy a hacer que el cielo sea mar, que la noche sea día y el día noche, que arriba sea abajo.
Puede que cese mi sed y mi hambre, tal vez salve mi vida y consuele mi llanto, recogeré mis lágrimas y el amor abrazará mi espíritu.
Aunque el dolor me azote dejaré un pequeño rayo de luz de esperanza por el que subirme cuando tenga más fuerzas. 
Siempre que nazca algo en tu corazón, siempre que crezcan las ideas, siempre que puedas crear algo siempre habrá la posibilidad de hacer que tu vida otra vez se ilumine a través de la oscuridad.

Nona Limmen

No hay comentarios:

Publicar un comentario