miércoles, 8 de enero de 2014

MÁSCARAS

Sue Anna Joe

Considero las máscaras (enteras o antifaces) como uno de mis símbolos personales. La máscara representa mi profesión, la interpretación. La máscara expresa, dice la verdad, miente, oculta, muestra... es versátil y contradictoria.
Me gusta todo tipo de teatro pero recuerdo hace años haber interpretado los papeles alegóricos de los 7 pecados capitales en una obra de teatro de máscaras. Descubrí otro modo de interpretar, otro lenguaje que me entusiasmó, las distintas máscaras llevaron a mi cuerpo a ser un medio de expresión para personajes muy diferentes y con características totalmente definidas. El cuerpo pasó a experimentar una gran liberación y a lo largo del proceso pude trabajar también con la máscara neutra y la mímica. La experiencia que viví enriqueció mi forma de interpretar después el teatro de texto, me proporcionó nuevos recursos. El teatro de máscaras me ayudó a derribar complejos y tabúes, me dio más atrevimiento y confianza. 

Tu cara también puede ser una máscara, el maquillaje también. La caracterización es importante, una transformación y la máscara es una maestra.
La máscara oculta y muestra. La máscara es misteriosa y al mismo tiempo es reveladora. La máscara te lleva, te llama, tiene una personalidad propia que sabrás integrar. La máscara te dará otra identidad pero... ¿hasta qué punto oculta o potencia la tuya propia? La máscara es corriente en actores, chamanes, superhéroes, villanos y estrellas de lucha libre, la máscara tiene poder, oculta a veces inseguridades y nos regala facetas nuevas de nuestra existencia. La máscara tiene algo que contarte sobre ti, ¡escúchala!

Y más importante que la máscara es lo que se oculta tras ella, tu propio rostro, tu propia forma de ser, tu capacidad para interpretar: la máscara necesita un alma que acabe de darle vida.
 
Oscar Wilde dijo: "Dad una máscara al hombre y os dirá la verdad". ¡Contemos la verdad!
Michael Cheval

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