A
veces explico mi experiencia pero no suelo hacerlo. Hasta a la gente
más cercana a mí le escandaliza que cuente este tipo de historias tan
curiosas y no entienden que a veces incluso me emociono recordando. Para
ellos sólo soy una tia rara que hace cosas raras. De pequeña (y
ahora) me fascinaba "Alicia en el país de las maravillas" y debo decir
que en parte me gustaba porque me identificaba con la protagonista
(sobretodo en sus momentos de desamparo y confusión). Vi la película
muchas veces y sentía una gran complicidad con Alicia. Una vez yo
paseaba por una calle que se parecía mucho a la calle en la que yo vivía
pero estaba cambiada. En el bloque de pisos hay una franja de hormigón
con agujeros en forma de cruz... pero esa vez en lugar de cruces había
corazones. Yo caminaba sola y me encantaba mi libertad, ningún adulto me
diría qué tenía que hacer. Me gustaban esos corazones y comprendí que
estaba en el País de las Maravillas y que de pronto se había fusionado
con aquello que me resultaba más familiar. Confiaba en vivir mi aventura
mejor que Alicia puesto que ya sabía las sorpresas que me esperaban: el
gato risón, el sombrerero loco... Sentí unas grandes e
inexplicables ganas de mirar hacia el cielo pero lo que vi me horrorizó:
al subir la vista me encontré la terrible Reina de Corazones asomada a
uno de los balcones del bloque de pisos. Parecía indiferente e incluso
aburrida pero yo sentí que no tardaría en descubrirme y en encontrar
cualquier excusa para cortarme la cabeza. Me encogí y comprendí que mi
viaje había sido muy corto, sentí la muerte muy cercana... De pronto
estaba en mi cama, en mi cuarto y podía ver una luz de dos palmos de
ancho en la esquina superior que tenía delante de mi cama. Me quedé
mirando esa luz como quien mira a lo lejos una isla. "Así que allí está
Wonderland" pensaba "tengo que volver". La luz se apagó, era un rayo que
venía de un pequeño cuarto de baño cercano que mi padre estaba usando
en ese momento. No importaba, para mí era una señal, como una cruz en
esos mapas que son para buscar un tesoro pirata. Sigo pensando que allí hay algo... algo que busco.
La historia creada por Lewis Carrol me gusta por muchas razones, me toca la fibra y hay
momentos de la historia que me emocionan mucho cuando los recuerdo...
pero los demás creen que lo que pasa es que soy boba. Pasé una
temporada larga en la que no pensaba en este acontecimiento de mi
infancia pero ya de mayor y en unos grandes almacenes vi un juguete que
era el castillo de la Reina de Corazones, con los personajes del cuento
alrededor. En el emboltorio había un agujerito que ponía algo así como
"pruébame". Pasé mi dedo por el agujero y pulsé un botón...Los naipes
guardianes del castillo tocaron solemnemente sus trompetas. Me
entusiasmé y recordé todo con mucha fuerza. La persona que me acompañaba
escuchó mi historia abreviada y creo que se preocupó un poco por la
pasión y la veracidad que puse en contarlo. Tal vez se tranquilizó
pensando que me había salido de pronto una venita infantil que no ha
muerto en mí... pero yo pensaba en esa esquina de mi habitación y en
cómo volver a Wonderland...
escultura de J.Argent
Recordemos ahora la banda sonora de Danny Elfman, que como siempre llenó de música maravillosa el curioso punto de vista de Tim Burton sobre "Alice in Wonderland".
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