Cuando era pequeña aprendí que el
refugio y el consuelo de los libros no se podía comparar a nada. Cada personaje
y cada nueva historia formaban parte de mí y yo siempre quería más, hasta el
punto de crear mis propias historias, me hacía libros nuevos que escribía
ilusionada y que ilustraba también yo misma. Me encantaba (y me encanta) leer y
escribir desde una edad muy temprana. Cada página que pasaba era un nuevo
regalo.
Pasar días enteros leyendo es maravilloso. Reír y llorar entre páginas,
hacerme amiga de los personajes, vivir aventuras, viajar a lugares extraños…
De pequeña era el hazmerreír de la
clase, por varias razones, una de ellas por tener siempre la nariz metida en un
libro. Los niños de mi generación, al menos los de mi entorno no leían casi
nada e incluso ya de mayor recibí burla por conocer la distribución de la biblioteca.
Parecía que algo tan necesario como leer era una vergüenza para esos chicos que
se creían tan “molones”. Pero daba igual, yo era muy feliz viajando entre
mundos.
Una vez mis padres se hicieron
cargo de una librería, fue uno de los mejores momentos de mi vida. Mi familia
hacía compras al por mayor y podía llevarse muchos libros a un precio muy bajo.
Ellos, contentos con que yo leyera llegaron a decirme que podía hacer una lista
de lecturas y que encontraríamos esos libros. Para mí eso era como tener la
lámpara de Aladino en mis manos. Recuerdo estar en un sótano que era un almacén
lleno de libros y sentirme en el paraíso y podía llevarme un buen puñado de
ellos. Por desgracia, eso duró poco.
Si un día no leo me da ansiedad.
Si veo una librería tengo que entrar y a poder ser llevarme por lo menos un
libro, por suerte actualmente hay librerías de segunda mano muy económicas y
eso es mi salvación.
Hay gente que sigue despreciando
la lectura, diciendo tonterías como que hoy se lee más que nunca gracias a
Facebook o WhatsApp (¿pero desde cuándo el Facebook y el WhatsApp son
literatura? En el mejor de los casos puedes acceder a buenos artículos y a páginas
dedicadas a la lectura pero leer los estados y los chats nada tiene que ver) o
que hoy en día con internet es “subrealista” que se le dé importancia a los
libros (¿subrealista? ¿SUBrealista? Fallos tenemos todos pero en este caso
seguramente si el señorito leyera sabría que la palabra es “surrealista” y que
internet es una herramienta estupenda pero no sustituye a los libros y de poco
te sirve si solamente ves por internet basura, hay que elegir bien como en
todo, en los libros también hay que saber elegir).
He visto también gente prepotente y muy cerrada que para justificar que no ha leído nunca dice que leer no es útil, que ellos ya tienen las ideas muy claras y que no necesitan las experiencias de los demás porque ya tienen las suyas (pero todos necesitamos saber siempre más y si unimos lo que vivimos a lo que viven miles de personas ganamos mucho).
También ha habido gente frívola que me ha criticado por haberme matado a trabajar y después gastar dinero en libros y en estudiar en lugar de “cosas más importantes” que para esa gente era ropa de marca, zapatos a la moda, maquillajes y demás objetos que a mí no me llaman la atención (y yo pienso que esa gente ojalá comprara y leyera más libros que eso no es incompatible con el maquillaje y demás, hay mucha gente aficionada a los zapatos que también lee mucho).
También encuentro gente que va de culta pero pone excusas tontas para no leer: “que me lío con los personajes”, “que me da pereza”, “que me cuesta seguir la historia”, “que este libro no sé qué”, “que este otro blabla”…
También he visto gente que para terminar un libro antes pasan de largo varias páginas (entonces no se enterarán de nada!) y mucho más que voy viendo.
He visto también gente prepotente y muy cerrada que para justificar que no ha leído nunca dice que leer no es útil, que ellos ya tienen las ideas muy claras y que no necesitan las experiencias de los demás porque ya tienen las suyas (pero todos necesitamos saber siempre más y si unimos lo que vivimos a lo que viven miles de personas ganamos mucho).
También ha habido gente frívola que me ha criticado por haberme matado a trabajar y después gastar dinero en libros y en estudiar en lugar de “cosas más importantes” que para esa gente era ropa de marca, zapatos a la moda, maquillajes y demás objetos que a mí no me llaman la atención (y yo pienso que esa gente ojalá comprara y leyera más libros que eso no es incompatible con el maquillaje y demás, hay mucha gente aficionada a los zapatos que también lee mucho).
También encuentro gente que va de culta pero pone excusas tontas para no leer: “que me lío con los personajes”, “que me da pereza”, “que me cuesta seguir la historia”, “que este libro no sé qué”, “que este otro blabla”…
También he visto gente que para terminar un libro antes pasan de largo varias páginas (entonces no se enterarán de nada!) y mucho más que voy viendo.
Por suerte creo que algo está cambiando. Muchos dicen que los jóvenes no leen (siempre metiéndose con los jóvenes) pero la gracia es que hay mucha gente mayor que tampoco lee nunca, la edad no tiene nada que ver. Afortunadamente veo una generación de jóvenes lectores que pisa fuerte. En el colegio yo era la rara por leer pero veo ahora a los niños enganchados a sagas como Harry Potter y siempre con un libro bajo el brazo. Estos críos han descubierto algo maravilloso y entusiasmados con lo que leen tienen muchas probabilidades de querer rodearse de libros toda su vida…¡y lo bien que se lo van a pasar!
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