Me encanta
no gustar, me encanta decepcionar. Me he pasado la vida haciendo lo que yo
quería, jamás lo que se esperaba de mí, es maravilloso. No necesito la
aprovación de los demás ni confío en ella. No me interesa complacer a nadie, no
me hace ninguna falta una palmadita en el hombro, ni halagos.
Cuando se trata de mi trabajo agradezco por supuesto, unas palabras amables, que haya gente a la que le guste mi trabajo, una crítica constructiva que me haga mejorar … pero ni mi vida ni mis decisiones se basan en esto. También me gusta no gustar otra vez por la misma razón, no estoy aquí para gustarle a nadie ni me hace falta y en un mundo donde se lleva lo plástico, lo soso, lo sintético, lo corriente… me encanta no encajar.
Cuando se trata de mi trabajo agradezco por supuesto, unas palabras amables, que haya gente a la que le guste mi trabajo, una crítica constructiva que me haga mejorar … pero ni mi vida ni mis decisiones se basan en esto. También me gusta no gustar otra vez por la misma razón, no estoy aquí para gustarle a nadie ni me hace falta y en un mundo donde se lleva lo plástico, lo soso, lo sintético, lo corriente… me encanta no encajar.
“Esto no me
gusta, tendrías que haberlo hecho al revés”, “me gustarías más si fueras más o
menos así”, me da igual, es que no se trata de gustaros, lo que hago, lo hago
porque quiero yo y lo decido así, aquí está, me expreso, muestro y comparto,
puedes tomarlo o dejarlo, si te gusta, bien y si no te gusta bien también.
Lo dije en su momento, algunos viven para complacer a los demás... yo no.
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