Algunos encuentros te marcan. Hace unos años sobrevivía en
un trabajo horrible, era cara al público y me encontraba situaciones muy
desagradables. Un día, me encontré con una de esas excepciones que agradeces:
una persona educada. Esta persona era una mujer que me tomó confianza y me
contó una desgracia enorme que había ocurrido en su vida. Su historia me dejó
hecha polvo. Me sentí impotente, deseaba hacer algo por esta persona pero yo no era nada más que alguien
que estaba ahí escuchando lo ocurrido y estremeciéndose. Me angustió mucho saber que
ella había pedido ayuda y no se la habían dado, que la habían culpado de lo
ocurrido, que su situación era daño sobre daño. Hablé un poco con ella para
decirle que no tenía la culpa de nada, que era una persona valiente y que
debería sentirse orgullosa de sí misma. Fue una conversación curiosa y muy
intensa. Me sentí insignificante ante el dolor de esta persona, triste por no
poder hacer nada por ella, ¿cómo podía consolarla?
Cuando terminó la
conversación, se despidió con un sincero“gracias, me has ayudado mucho”. Tras un
tiempo sola en su angustia, había encontrado un gran alivio al ver que alguien
se sentaba con ella y la escuchaba. Ella
estaba agradecida pero yo también, para mí fue un regalo saber que algo había
hecho para que ella se sintiera mejor a pesar de todo. Verdaderamente creemos
que no podemos hacer nada por los demás pero no es cierto. Saber escuchar es
algo más importante de lo que creemos. El modo en que tratamos a los demás es primordial, podemos hacer que la gente a nuestro alrededor se sienta bien o
mal, puede haber grandes cambios. En esta sociedad no se escucha pero todos
pasamos tarde o temprano momentos difíciles en la vida y entonces valoramos que
alguien nos preste atención, lo necesitamos.
No es frecuente que la gente
escuche, cada uno va a lo suyo, sin escuchar, sin comprender, sin razonar, sólo
hablando, sin tener en cuenta los pensamientos y sentimientos de los demás.
Cuando encontramos a alguien capaz de sentarse con nosotros y de escucharnos,
alguien que nos demuestra que está ahí, algo cambia.
Ha pasado el tiempo y
cuando me preguntan por ese trabajo digo que era espantoso y que ojalá no hubiera
pasado nunca por ahí … pero cuando me acuerdo de esa mujer, de su historia y de
su “gracias, me has ayudado mucho”, pienso que “sólo” por eso valió la pena.
No hay comentarios:
Publicar un comentario